miércoles, 4 de junio de 2014

Guitarra

Derribas los anticiclones de las catástrofes con tu voz, y no eres una sirena. Dejas escapar rumores que me balancean; a veces, quejidos de tus entrañas que se quiebran en mi eco. Y siempre escuchas, y siempre vienes, siempre danzas, y siempre vives. Te describes, ganas a mis impulsos irracionales. Te toco y estallan enfermedades benignas que recorren mi sistema nervioso. Prefiero noches en vela sobre el perfume de tu boca. Prefiero la derrota de mis flores extasiadas a la victoria de mi cuerpo exhausto. Tanto tiempo para ser uno.

(4/6/2014)

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