martes, 23 de diciembre de 2014

Caverna

Resurgir de la nada ―entre el caos― fue una ilusión aparecida en tu mente confusa. Llegar en el momento y en el lugar precisos fue escrito en una tábula rasa, acordado por los dioses de un Olimpo vacío, mostrado por la alineación de los astros de un cielo inútil. Pero lo ignoraste.

Y tengo enfrente un cuerpo familiar de una persona desconocida, cuyas palabras son cálidas y cuyas armas caen ahora al suelo sin fuerza. Puedo rodear esa persona con la mirada. Cada uno de sus recodos es terreno por colonizar. Palpo ese cuerpo con la mente. Sus huellas dactilares coinciden exactamente con las que exploté. Intento identificar el sentido de sus señales y no hallo respuesta. Sin embargo, la cadencia de sus manos tiene reminiscencias de mis caderas. Examino sus pupilas de cerca, no encuentro color existente en la Tierra. Pero sus miradas guardan reflejos de mis pasos en la distancia. Y me detengo ahí, ante sus ojos depredadores que trepan por todo mi cuerpo, novedoso e irreconocible para él, de una persona familiar. Leo cada una de las letras que me acechan. Y vibro. Aparto la mirada para buscar a tientas palabras vacías que distraigan su atención. Pero esta vez, sus balas son más rápidas.

De repente, una bocanada de perfume me secuestra y me lleva a una caverna de recuerdos desdibujados enterrada en un futuro incierto. No hay luz. No hay calor. No hay vanos. Sólo (un) eco (de momentos).


jueves, 16 de octubre de 2014

Disfraces

Hay disfraces para tus anhelos
que compras de segunda mano.
Te los pruebas sucios,
pero tus engaños
te desvisten.

En los bolsillos cortantes
indagas broches,
pero tus caprichos
no tienen lupa.

En los más estrechos ojales
huyes de las dudas,
pero tu frialdad
la asfixian los botones.

En el ala de tu sombrero
cuelgas tus manchas,
pero tu cordura
no entiende de mis entrañas.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Kiss and Ride

Aviones turbulentos de papel que atentan en mentes nubladas de Bruselas. Fírmame un tratado de paz. Rumores de instantes irrepetibles, irresistibles, ácidos, amargos, cálidos, resentidos, otoñales de hojas secas caídas en la calle Verte. Reanímalos o ahógalos. Una canción de tu magia electrocutando enero que duerme en la caja de resonancia de mi guitarra del Festival de Wallonie. Despiértala en diciembre. Mi voz aprisionada que no sabe filtrarse entre las rejas de la Prison de Mons. Hazme cosquillas en la laringe. Tu hambre de vivir, de contar, de enseñar, de querer, en la esquina de la calle Nimy. Aliméntate. Nuestros secretos abiertos huyendo por la Grand-Place. Arréstalos. Tu indiferencia de espejo cautivándome en la 301 del Auberge de Jeunesse. Rómpela. Mi olvido en tu nombre me recuerda la Chaussée de Bruxelles. Acórtala.


(13/09/14)

lunes, 11 de agosto de 2014

Cuando yo sólo puedo escribirte canciones...

Emprendes zancadas de vuelos
para alimentar mi artillería.
Te abrasas en mi cuerpo enfermo
para abrazar mi desdicha.
Te entierras en plomo hecho de hielo
para darme una bahía de brisa.
Esquivas agujas cortantes de acero
para venir a desearme buenos días.
Arrastras toneladas de cemento
para plantar en mis pasos semillas.
Derrochas litros de tiempo
para posar siglos en mis pupilas.
Arrancas ideas de tus anhelos
para regalarme una antología.

Encarnas mis suspiros,
estudias mis caprichos.
Me cargas
me estrechas,
me llevas.

jueves, 5 de junio de 2014

I hate myself for loving you

Más que tu mente, un cráneo. Duro, de metal, donde no cala la lluvia ni donde se dispersan emociones etéreas.

Indestructible, un búnker, donde allí gobiernan conflictos ajenos.

Allí, donde la calidez es seria.

miércoles, 4 de junio de 2014

Guitarra

Derribas los anticiclones de las catástrofes con tu voz, y no eres una sirena. Dejas escapar rumores que me balancean; a veces, quejidos de tus entrañas que se quiebran en mi eco. Y siempre escuchas, y siempre vienes, siempre danzas, y siempre vives. Te describes, ganas a mis impulsos irracionales. Te toco y estallan enfermedades benignas que recorren mi sistema nervioso. Prefiero noches en vela sobre el perfume de tu boca. Prefiero la derrota de mis flores extasiadas a la victoria de mi cuerpo exhausto. Tanto tiempo para ser uno.

(4/6/2014)

viernes, 2 de mayo de 2014

El lugar donde viene a morir el amor

Acabamos de hacerlo, 
ya temo perderlo.

Marzo.
Si te confieso que están creciendo raíces en los brazos que llevan a tu cuerpo, que descubren tus entrañas, que cuelgan de tu cuello. Si te revelo que no hay vida después de tu aliento, que se rompen mis labios secos, que cruzo la humedad desde lejos.

Abril.
Que la añoranza me vigila, se gira para derribarme y me grita; que viene a matarme; que ya han sido testigos mis pupilas; que los refugios se encharcan; que los charcos se desangran; que mi sangre me maltrata.

Septiembre.
Que el viento acuchilla mis ventanas, que en septiembre las hojas mojadas se desarman, que el otoño pertenece al patriarca. Que qué va ser mi cama, sino una casa deshabitada; que por qué me hundo en un futuro inseguro, que cómo desmiento a los imposibles, que los presagios se desatan, que el bostezo de la mañana me araña a mis espaldas.

Mayo.
Pregúntame tú ahora por qué mis lágrimas se descarrilan y asedian tus sábanas descalzas.

Atrévete ahora a petrificar mi llanto en tus abrazos del miedo.

Atrévete ahora a llamarme la Reina del Hielo.

Atrévete ahora a escribirme un sólo poema de amor más.

Serás afortunado  
si no deja de doler. 


miércoles, 16 de abril de 2014

Los Reyes del Fuego

Tus brazos enredados en mi cuerpo
encerraban verdades de hoja perenne
que arrastraba para escapar el eco
ahogado en el hueco de tus dedos.

Las dudas seguían cabiendo
en mis brazos de hoja caduca
que apartaban deseos ajenos
lanzados a la altura de la Luna.

Juro que ahora nada parece cierto;
que ahora todo es como nunca;
que me pierdo, sí, me pierdo en sus besos;
que si me busca, me encuentro;
que somos capaces de morder el cielo
cuando somos aleaciones ardiendo.


miércoles, 9 de abril de 2014

Los «para siempre» son verdaderos en el instante en que los pronunciamos. Somos sinceros al hacer ciertas promesas que no cumplimos.


Lo que cambia es nuestra visión del mundo.

lunes, 17 de febrero de 2014

Vuelves sólo para decirme que te fuiste. Y yo te espero antes de que te vayas otra vez.

La ley del último trago

En el primer aliento compartido, tripulábamos los aviones de eminencia pasajera, seguíamos adentrándonos en la posada de la incertidumbre pretendida, descubríamos los pasos encarcelados en nuestras huellas, enhebrábamos los hilos de retales olvidados en la memoria errante del eco. Pero al despedirse me miró como si ya no perteneciéramos al momento ni al lugar, como si el futuro estuviera enterrado en lo que hubiera sido sólo una ilusión de vida.