A Narciso, con odio
que se hiela en tus abrazos.
Tu sonrisa que muerde mi sonrisa
destila los pasos oxidados.
Te haces desconocido,
lejano,
sucio,
misterioso.
sucio,
misterioso.
Te sientes infinito,
cercano,
puro,
orgulloso.
puro,
orgulloso.
Y de repente, tus blasfemias
estrangulan mi garganta
y mis mentiras de acero
cortan el filo de la acera,
apuñalan tu soberbia.
(Narciso, Caravaggio, pintura al óleo)
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