Sueños escasos por la noche.
Alrededor, un tornado de voces.
Decido sin saber si merece la pena.
Presento el panorama
mientras ignoro los sismogramas:
Subo las escaleras
de dos en dos.
Cuesta más
cerrar los ojos y nada más.
La luz oscura
describe mi silueta.
Mientras, la música suena.
Bajo a la tienda
en mitad.
Vuelvo a entrar.
Líneas surgen en otro lugar,
en sueños, como un vendaval.
No logro recordar.
Retorno
y creo en mi voz.
Confío en la fitoterapia,
quedarme sembrada en la cama.
Un segundo duermo
y sigue en movimiento
todo mi cerebro.
Existe una conexión
entre la bruma y lo concreto,
los abstracto y los cimientos.
Clara es la melodía.
Hablo de mi vida misma.
Algo del día 24.
Me levanto.
No me duermo.
Tengo sueños.
Después, llego tarde.
Con Fito en mis oídos.
No me peino.
No me mantengo
en pie.
Pasan los sucesos
como el viento
vistiéndome de desnuda.
Mi ser entero.
Hago un largo eterno.
(22/11/2010)
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